En un informe militar sobre armas biológicas presentado el 10 de marzo, el Jefe de las Tropas Militares Rusas de Protección Nuclear, Biológica y Química, General Igor Kirillov, citó el trabajo de investigación de Karen Kingston —una analista estadounidense de biotecnología que trabajó con Pfizer—, quien ha demostrado que por definición la inyección Covid-19 de ARNm es un arma de guerra biológica, lo que ha sido respaldado por un ejecutivo de Pfizer quien admitió en enero que la empresa ha llevado a cabo investigaciones de “evolución dirigida” destinadas a obtener ventajas competitivas y aumentar los beneficios. Kirillov dijo que el desarrollo de vacunas de este tipo fue financiado con el presupuesto estadounidense desde 2017 y, cuando fueron comercializados, quedó claro que podían causar el desarrollo de enfermedades secundarias y complicaciones graves como meningitis, shock anafiláctico, infarto agudo de miocardio y